“Two trunks in the Alma Mater museum in Zaragoza, endowment to the church of Alfocea of the jurist Juan Francisco de Montemayor Córdoba y Cuenca”
Elisa Ramiro Reglero[1]
ISSN: 2340-843X
Recibido:10-09-2020
Aceptado: 20-10-2020
Resumen
Estudio de dos baúles realizados en Oaxaca (México) en la colección del Museo Alma Mater de Zaragoza. Estos objetos eran muy apreciados por los altos funcionarios del Virreinato y de vuelta a España, formaron parte de su ajuar como objetos exóticos. Estas piezas están recubiertas de marquetería decorada con incisiones rellenas de una pasta negra realizada con las semillas y la savia del zumaque. Los baúles aquí estudiados pertenecieron a Juan Francisco de Montemayor y Córdoba de Cuenca, oidor de la Real Audiencia de Santo Domingo y años más tarde de la de México, a su vuelta a España compró la villa de Alfocea y construyó una iglesia que dotó con diferentes obras de arte traídas de su estancia en el virreinato, entre ellas las dos piezas del Museo Alma Mater.
Palabras clave: Oaxaca, zumaque, Novohispano, Virreinal, Alfocea, Juan Francisco de Montemayor, muebles, baúl.
Abstract
Study of two trunks made in Oaxaca (Mexico) in the collection of the Alma Mater’s Museum of Zaragoza. These objects were highly appreciated by the senior officials of the Virreinato and once in Spain, were integrated in their trousseau as exotic objects. These pieces are covered by marquetry, which is decorated with incisions filled with a black dough made with the zumaque’s seeds and sap. The trunks belonged to Juan Francisco de Montemayor y Córdoba de Cuenca, “oidor” of the Real Audiencia de Santo Domingo and a few years later “oidor” of the Real Audiencia de México, whom once back in Spain bought the villa de Alfocea and built a church endowed with different art pieces from the virreinato, between them the two Museo Alma Mater’s pieces.
Keywords: Oaxaca, zumaque , Novohispano, Virreinal, Alfocea, Juan Francisco de Montemayor, furniture, trunk.
En el museo Alma Mater de Zaragoza (antes Museo Diocesano) se conservan dos baúles mexicanos con decoración de marquetería esgrafiada, producción de la población de Villa Alta en la región de Oaxaca (México) (Fig. 1) (nº inv. 53-54). Proceden de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Purísima Concepción de la localidad de Alfocea (Zaragoza).[2] Son muy pocos los muebles de estas características conservados hoy en día, tanto en museos como en colecciones particulares de todo el mundo, la influencia y contaminación del gusto europeo sobre ellos, ha hecho que a veces estas piezas se cataloguen como alemanas.[3]
Fig. 1.-Pareja de baúles de la Villa Alta de San Idelfonso, Oaxaca (México, 1661-1662). A partir de ahora nombrados izquierda: A (nº Inv. 53) y derecha: B (nº Inv. 54). Zaragoza, Museo Alma Mater. © Arzobispado de Zaragoza. Foto Mar Dagnino.
El último estudio y más completo, realizado sobre las obras que con esta técnica se elaboraron en Villa Alta, es el coordinado por Gustavo Curiel desde el Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, que ha recogido en su catálogo actualizado 120 ejemplares.[4] A este número habría que sumar el baúl, ya estudiado por nosotros, de la Colección Gerstenmaier de Madrid,[5] y los dos ejemplares que aquí analizamos, conservados en este museo de Zaragoza. Sabemos, en el caso de la pieza de Gerstenmaier que, por los escudos de armas que decoran sus laterales, su propietario fue Antonio Sebastián Álvarez de Toledo Molina y Salazar, II marqués de Mancera y virrey de Nueva España entre 1664 y 1673. Fue en ese último año cuando el Consejo de Indias le condenó al pago de 2.000 pesos de plata por haber consentido los excesos del ministro y contador del tribunal de cuentas, Andrés Rosales, en la administración de los impuestos de la bebida del pulque blanco. Las averiguaciones necesarias para llevar a cabo esta pena fueron comisionadas por la Real Audiencia de México al oidor Juan Francisco de Montemayor y Córdoba de Cuenca,[6] propietario de las dos piezas del Museo Alma Mater aquí estudiadas, y que junto con piezas de plata y una imagen de la Virgen le acompañaron en el tornaviaje, y dotó con ellas a la parroquia de la Inmaculada Concepción de Alfocea en Zaragoza, creada por él en 1683 y en cuya sacristía actualmente se conserva su retrato (Fig.2). En su testamento y posterior codicilo, Juan Francisco de Montemayor hizo hincapié en esta dotación otorgando a su querida iglesia de Alfocea, todos los bienes de su casa.[7] Los baúles no aparecen especificados en esta documentación; quizás como recoge María Paz Aguiló: solo se valoraron entonces como objetos exóticos;[8] teniendo en cuenta lo poco que tras tres siglos de pertenencia a la Corona queda de lo americano en la cultura y en la vida diaria española.[9]
Fig. 2: Retrato de Don Juan Francisco de Montemayor y Córdoba de Cuenca, conservado en la sacristía de la iglesia de Nuestra Señora de la Purísima Concepción, en Alfocea (Zaragoza). Fotografía Noemí Calvo.
Juan Francisco de Montemayor y Córdoba de Cuenca nació en Laluenga (Huesca) en 1618, estudió leyes en Huesca y después de ostentar diversos cargos institucionales en Aragón y Cataluña fue propuesto en 1648 por las Cortes de Aragón como oidor de la Real Audiencia de Santo Domingo en las Indias, por la “reserva de oficios” para naturales aragoneses en plazas de instituciones castellanas e indianas.[10] En 1652 dirigió el ejército que expulsó a los franceses de la isla de la Tortuga y en 1655 defendió Santo Domingo del ataque inglés. Por estos méritos en 1657 el Consejo de Indias lo promocionó nombrándole oidor supernumerario para la Real Audiencia de Nueva España, trasladándose, a Ciudad de México, en un viaje azaroso por la búsqueda de venganza de los ingleses.
Será durante este nuevo periodo cuando fue enviado como oidor al arzobispado de Oaxaca, para pacificar la rebelión indígena de esta provincia. Estuvo en este territorio de 1661 a 1662, momento en que redactó las ordenanzas para el mejor gobierno, paz y tratamiento de los indios de este obispado. Juan Francisco de Montemayor ha sido, en palabras de Javier Barrientos: “uno de los más significativos juristas indianos y uno de los más representativos letrados aragoneses en la judicatura del Nuevo Mundo”.[11]
En 1679 se le concede regresar a España, ya que llevaba varias décadas solicitando esa merced,[12]y hacia 1680 llega a Aragón donde adquiere el señorío de la villa de Alfocea (Zaragoza) en el cual, en 1683, hizo construir la Iglesia de Nuestra Señora de la Purísima Concepción. Muerto en Huesca en 1685, sus restos reposan en su iglesia de la Villa de Alfocea.
Los baúles del museo Alma Mater de Zaragoza presentan una gran similitud entre ellos.Realizados en madera de cedro rojo, están cubiertos, tanto su interior como su exterior, a excepción de la trasera, con chapa de madera de zumaque (Rhus oaxacana), sujeta con clavos de madera de cabeza cuadrada para evitar deformaciones. Decorados en su exterior con marquetería de maderas de caoba, acacia mexicana, granadillo y palosanto, a su vez presentan incisiones rellenas de una pasta negra formada con la savia y las semillas molidas del zumaque.[13] El interior está cubierto con pequeñas chapas rectangulares de madera de zumaque, sujetas por numerosos clavos de madera (Fig. 3).El mayor número de estos clavos, tanto en la sujeción de las chapas externas como internas, es característico de las piezas del siglo XVII, ya que posteriormente en el siglo XVIII, se reduce notablemente su número. En algunas piezas excepcionales esta chapa iba acompañada de cenefas decorativas realizadas con incisiones rellenas de pasta de zumaque, como es el caso del baúl de la colección Gerstenmaier antes mencionado. Por otra parte los muebles menos costosos, no cubrían su interior con chapas, sino que mostraban la madera en la que estaban construidos.[14]
Fig. 3: Interior de uno de los baúles (B) del Museo Alma Mater recubierto con chapas rectangulares de madera de zumaque sujetas por clavos de madera. Zaragoza, Museo Alma Mater. Arzobispado de Zaragoza. Fotografía de Elisa Ramiro Reglero.
Los baúles se construyeron a base de colas de milano anchas y grandes, visibles en la trasera. La unión de las tapas con los vasos se realiza por medio de bisagras de hierro forjadas, recortadas y doradas, al igual que la única cerradura que se conserva.
La decoración de su exterior es similar en las dos piezas. Esta se dispone en cartelas enmarcadas por cuatro platabandas, que alternan las lisas de granadillo con las decoradas por un zigzag de hojas lanceoladas realizadas en marquetería esgrafiada rellena de pasta de zumaque, que recuerdan a los motivos geométricos prehispánicos que decoran el palacio de Mitla en Oaxaca (Fig. 4).Por otra parte, presentan una cierta relación con una decoración muy extendida en piezas de mobiliario japonés lacado para la exportación, las piezas conocidas bajo el nombre de Nambam (extranjero). Estas piezas llegaban a los puertos mexicanos en los grandes galeones procedentes de oriente, cargados de objetos que abastecían el gusto por lo exótico no solo de la oligarquía española, sino de los miembros de ésta en el virreinato. Curiosamente hay autores que atribuyen la aparición en Japón de esta cenefa con motivos romboidales y un pequeño botón floral en el centro, a las formas geométricas de origen mudéjar introducidas allí por españoles y portugueses (Fig.5).[15]
Lo que podemos afirmar es que tanto la cenefa de los baúles aquí estudiados como otras muy similares ornan la mayoría de los muebles decorados con marquetería esgrafiada que se producían en Villa Alta (Fig. 6).[16]
Fig. 4: Detalle de la decoración tallada de grecas en el muro del palacio del Grupo de las Columnas en la zona arqueológica de Mitla, (Oaxaca, México). Fotografía Wikipedia, autor David Confran.
Fig. 5: Detalle de la cenefa decorativa de un baulillo de laca Nambam, Japón 1610 – 1630, Zaragoza, Museo de Zaragoza. Fotografía Miguel Gracia, cortesía del Museo de Zaragoza.
Fig. 6: Detalle de las platabandas que enmarcan las escenas en la decoración exterior en uno de los baúles del Museo Alma Mater de Zaragoza (A). Arzobispado de Zaragoza.
La decoración de las tapas se divide en dos cartelas rectangulares que, en su interior, presentan dos parejas de pájaros afrontados de larga cola, con las cabezas giradas, a partir de una cartela de ferroneries que se dispone entre ellos. Podría tratarse de una pareja de quetzales dispuestos de una manera heráldica a imitación de las águilas en decoraciones europeas. En palabras de Mª Paz Aguiló esta transformación de los elementos animales y vegetales tomados de los grabados europeos en algo propio de su entorno, es lo que verdaderamente convierte a los muebles de Oaxaca en la genuina expresión de lo novohispano (Fig. 7).[17]
Fig. 7: Detalle de la decoración de la tapa de uno de los baúles zaragozanos (B). Zaragoza, Museo Alma Mater. Arzobispado de Zaragoza. Fotografía de Elisa Ramiro Reglero.
En cuanto al frente de los vasos (Fig.8), la composición se cierra con dos árboles flanqueando la escena a ambos lados. Esta se representa con un árbol como eje central con dos figuras femeninas iguales, una a cada lado en simetría especular, sentadas en escabeles y ataviadas con ricas vestiduras bordadas con motivos geométricos. Adornan su frente con una cinta tocada por flores y plumas sobre un peinado que recuerda a la moda europea de hacia 1630. En una de sus manos sujetan en alto un ramo de flores y con la otra sostienen un cesto cargado de frutos. Estas mujeres como modernas Ceres son imagen de la abundancia del continente americano y se relacionan con la representación de la alegoría profana de la primavera Ver tomada del grabado de hacia 1590, del flamenco Philips Galle (1537– 1612) dibujado por Maerten de Vos (1532 – 1603)[18] (Fig. 9).
Fig. 8: Detalle de la decoración del frente en uno de los baúles zaragozanos (A). Zaragoza, Museo Alma Mater. Arzobispado de Zaragoza. Fotografía de Elisa Ramiro Reglero.
Fig. 9: Ver, parte de la serie de las cuatro estaciones, grabado por Philips Galle dibujado por Maerten de Vos, hacia 1590. Fotografía de Forum Auctions.
Fig. 10: Detalle de la decoración del lateral en uno de los baúles zaragozanos (B). Zaragoza, Museo Alma Mater. Arzobispado de Zaragoza. Fotografía de Elisa Ramiro Reglero.
Cada lateral de los baúles zaragozanos está de nuevo decorado con la figura de otra mujer ataviada a la moda europea, también tocada con una corona de flores y plumas y sentada en un escabel, pero en este caso tocando un laúd (Fig.10). La figura se enmarca a cada lado por dos grandes hojas, repletas de frutos en su interior, mientras que en las esquinas superiores dos abanicos se decoraron con elementos geométricos similares a los que aparecen representados en las propias vestiduras. En este caso, la representación toma como modelo el grabado de la alegoría del verano Aestas de la misma serie de las cuatro estaciones usada en la representación de las figuras que adornan el frente del baúl, también obra de Philips Galle y Maerten de Vos (Fig. 11). Las imágenes musicales se dan con mucha frecuencia en los muebles oaxaqueños como idea de un mundo cortesano de inspiración europea. La música, en palabras de Eugenia Roubina es considerada en el mundo novohispano como el mayor deleite de los sentidos, que en este caso, aparece reflejada como creadora del mundo idílico de placeres refinados en las reuniones de la alcurnia virreinal[19].
Fig. 11: Aestas, parte de la serie de las cuatro estaciones, grabado por Philips Galle dibujado por Maerten de Vos, hacia 1590. Fotografía de Forum Auctions.
Estos baúles son testimonio de la elaboración de muebles de marquetería de Villa Alta. Durante el siglo XVII, este centro productor era muy renombrado y los altos cargos del virreinato poseían estas obras como imagen de prestigio, trasladándolos a su vuelta a España como recuerdo y testimonio del exótico gusto de aquellas tierras.
Las piezas de nuestro estudio poseen las características de esta técnica durante el siglo XVII, visibles en las incisiones finas y delicadas de los dibujos, así como en el abundante numero de espiguillas sujetando las chapas. A su vez, la estancia de Juan Francisco de Montemayor y Córdoba de Cuenca en Oaxaca, durante los años 1761 y 1762, nos hace plantear esta fecha como la de realización de estos baúles.
Bibliografía
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CURIEL, Gustavo (Coord.). Carpinteros de la sierra. El mobiliario taraceado de la Villa Alta de San Ildefonso, Oaxaca (Siglos XVII y XVIII), Ciudad de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, 2019, 2 vols.
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RODRIGUEZ-SALA, María Luisa; B. DE ERICE, Miguel. Juan Francisco de Montemayor y Córdoba de Cuenca, abogado, oidor y recopilador del siglo XVII, en Anuario Mexicano de Historia del Derecho, nº 9, 1997, pp. 193-233.
Notas:
[1] Universidad de Alcalá de Henares elisa.ramiro.reglero@gmail.com
[2] Los baúles entraron en el Museo Alma Mater cuando se inauguró en el año 2011.
[3] Este es el caso de estos dos baúles, catalogados como alemanes y fechados entre 1500 y 1530: SANCHEZ BELTRÁN, Mª J. Informe del Ministerio de Educación y Cultura (Instituto del Patrimonio Histórico Español), junio 1997, (nº registro del instituto 20.053-20.054).
[4] CURIEL, G. (Coord.). Carpinteros de la sierra. El mobiliario taraceado de la Villa Alta de San Ildefonso, Oaxaca (Siglos XVII y XVIII), Ciudad de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, 2019, 2 vols.
[5] RAMIRO, E., “Baúl”, en NAYA FRANCO, C., RAMIRO REGLERO, E. Artes decorativas en la Colección Gerstenmaier, Madrid, Willing Press, 2018, pp. 326-329.
[6] BARRIENTOS, J. Juan Francisco Montemayor de Cuenca (1618 -1685) entre derecho indiano, derecho común y derecho foral en Revista de Estudios Histórico-Jurídicos, Valparaíso, 2001, nº XXIII, pp. 184- 185.
[7] Declaro por mis bienes para poder disponer de ellos, fuera de los vinculados y de los asignadoss ala dicha Iglesia de nuestra señora de la Concepcion todos los que tuviere, se hallaren y estuvieren en mi casa y pieza della, assi muebles como sitios, créditos, derechos, deudas, instancias y acciones que constaren pertenecerme, AHPRH (Archivo Histórico Provincial de Huesca); Protocolos Notariales, José Lucas Vicente Malo, 1891, ‘Testamento del Dr. D. Juan Francisco de Montemayor Córdova de Cuenca’, Huesca, 17 - IX - 1684, fol. 401r. Juan Francisco de Montemayor, hace referencia en su testamento al acta fundacional de su iglesia de Alfocea, entregada y otorgada al notario Real Joseph Iñigo Llepes de Zaragoza a últimos del mes de abril de 1683 en la Villa de Alfocea.(AHPRH; Protocolos Notariales, José Lucas Vicente Malo, 1891, ‘Testamento del Dr. D. Juan Francisco de Montemayor Córdova de Cuenca’, Huesca, 17 - IX - 1684, fol. 394 V.).
[8] AGUILÓ ALONSO, M. P. Aproximaciones al estudio del mueble novohispano en España, Madrid, CSIC, 2008, p. 19.
[9] AGUILÓ ALONSO, M. P. El coleccionismo americano de objetos procedentes de ultramar a través de los inventarios de los siglos XVI y XVII, Corrientes artísticas entre España, América y Filipinas, Madrid, CSIC, 1990, p. 108.
[10] BARRIENTOS, J., ref. 6, p.126.
[11] BARRIENTOS, J., ref. 6, p. 129.
[12] RODRÍGUEZ- SALA, M. L., y DE ERICE, M. Juan Francisco de Montemayor y Córdoba de Cuenca, abogado, oidor y recopilador del siglo XVII en Anuario Mexicano de Historia del Derecho, nº 9, 1997, pp. 211-213.
[13] Sobre la terminología de esta técnica, zumaque o zulaque, véase: CORRALES, J.M., Muebles virreinales oaxaqueños realizados en zumaque. La marquetería de Villa Alta, en Revista de dialectología y tradiciones populares, Vol. LXVI, enero-junio 2011, pp. 59-66.
[14] CORRALES, J.M., ref. 13, pp. 75-76.
[15] Ver ficha de catalogación en Red Digital de Colecciones de Museos de España (CERES) de una arquilla de Nambam (1610 – 1630) del Museo de Zaragoza. Nº de Inv. 49189 http://ceres.mcu.es/pages/ResultSearch?txtSimpleSearch=Periodo%20Momoyama&simpleSearch=0&hipertextSearch=1&search=simple&MuseumsSearch=&MuseumsRolSearch=1&listaMuseos=null
[16] Ejemplos de muebles decorados con el mismo motivo en sus cenefas que los baúles aquí estudiados se encuentran en el MAN (nº inv. 59079) o en el Museu del Disseny de Barcelona (nº inv. MADB 64,171).
[17] AGUILÓ, ref. 8, p.25.
[18] Las imágenes de la serie de las cuatro estaciones a la que pertenece este grabado y el sucesivo, están tomadas de Forum Auctions de Londres, de la subasta del 26 de septiembre de 2017, lote 7. Aquí atribuidas al grabador Adriaen Collaert (1560 -1618), aunque en realidad se traten de obras de Philips Galle. En este mismo grabado se basa una pieza de cerámica francesa (1600 - 20) que actualmente se encuentra en el museo Victoria &Albert de Londres (nº de Inv. 7170 -1860).
[19] ROUBINA, E. La imagen de la música como raíz de lo festivo en las artes útiles de la Nueva España en Cuadernos de Iconografía musical, Vol. I, nº 1, octubre de 2014, pp. 44 y 55.