El concepto de lujo ha variado a lo largo de la historia, a partir de aspectos culturales y aspiraciones personales. En el pasado, las manifestaciones del lujo estaban centradas en la magnificencia y prestancia de las artes suntuarias, en forma de miniaturas, muebles, tejidos ricos, vajillas de plata y oro u objetos exóticos, poniendo especial énfasis en los tapices, armaduras y joyas; también prestando atención a la fiesta, a las artes efímeras, a la música y al jardín, haciendo alarde de todo lo vinculado al adorno, al aderezo o a la belleza.




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